Cuando pensamos en nuestra niñez, recordamos cómo era jugar en la puerta de la casa, o todos los juguetes que teníamos y las horas que nos pasábamos jugando, independientemente de si era de día o de noche. Esos siempre serán los recuerdos que traerán alegría a nuestro corazón y que nos harán desear por un futuro igual o mejor para nuestros hijos.

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Eso es lo que pensó Ana Sofía Sánchez cuando estaba por dar a luz a su primer hijo, más nunca esperó a que la vida diera un giro tan grande y terminara ella con su hijo en un barrio pobre, alejada de su país, sin alguien quien pudiese ayudarla y sin trabajo. Su primer pensamiento fue el de buscar un refugio y encontrar un lugar en el cual ella pudiese trabajar, sin importar su paga.

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“Pero encontrar un lugar en el que pueda trabajar teniendo a un niño, al que no puedo dejar al cuidado de alguien, es muy difícil”- Ana Sofía Sánchez, madre soltera.

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Sin embargo, no todo fue así desde el principio, Ana tenía un trabajo estable, un apartamento y hasta antes de enterarse de que estaba embarazada, un novio. Pero su vida cambió cuando a los seis meses de embarazo, estando sola y con muchas responsabilidades, Venezuela entra en la peor crisis económica – política – social que pueda existir en Latinoamérica. Por lo que después de un año de dar a luz y no tener con qué comer, tuvo que renunciar a su trabajo y tomar una decisión muy arriesgada que la dejaría alejada de todos los deseos y anhelos que una vez tuvo para ella y su hijo.