Barranquilla. Noviembre 18 del 2018
UN VIAJE A LA PRADERA:
LUZ Y OSCURIDAD AL SUR DE BARRANQUILLA

TOMADA POR PERIODISTA
Al sur de Barranquilla exactamente en la carrera 36b#116-11 se encuentra ubicado el barrio “La Pradera”, un barrio agobiante, pero a su vez deslumbrante, algo parecido al bien y al mal. “La Pradera” es la otra cara de Barranquilla, es un pueblo dentro de una ciudad, un barrio de mil historias.
Paola Consuegra
Periodista de The Search

Con el sol inclemente, a pasos agigantados, preguntando entre la gente en medio de confusión de coordenadas, por fin llegamos a nuestro destino, cuya bienvenida fue desconcertada y temida, un atraco había sucedido minutos antes de nuestra llegada. Allí estaban los vecinos, aglomerados, con tarros de pintura, mientras trazaban pinceladas sobre la carretera, copiando el número del cuadrante de la policía para avisar ante cualquier acto de delincuencia.
A pesar de tan oscura llegada, la comunidad que allí habita, demostraron ser personas trabajadoras, honestas, alegres, carismáticas, buenos vecinos y lo más importante demostraron amor por su barrio; un barrio que empezó en medio de un desierto, donde no había casas, ni ladrillos, ni pavimento, sólo floreaban los montes, la arena y la soledad, “La Pradera” era un desierto.
Poco a poco fueron llegando personas a habitarla y no precisamente oriundas de Barranquilla, sino de un municipio aledaño, tierra del millo y la costura, Juan de Acosta. Estas personas fueron construyendo la identidad del barrio y hoy por hoy en un sector del barrio “La Pradera” residen los famosos Costeros (Artetas y Molinas); las mujeres dedicadas en su mayoría a la costura y los hombres al trabajo base del hogar.
No hay que olvidar que barranquilleros también residen en este barrio, pero es la presencia de los costeros, que hacen sentir al barrio un pueblo dentro de la ciudad, donde se ve a lo que se llama coloquialmente “todos con todos”, un ambiente de buena vecindad y derroche de alegría y amistad.
“La Pradera” es como el bien y el mal, su gente lo hace grande pero la delincuencia lo mitiga. Es vivir de buenos vecinos, pero la incertidumbre de extraños que lo visitan. Así es “La Pradera” un mundo terriblemente fantástico en la ciudad de Barranquilla, luz y oscuridad.